Siempre me preguntan: "pero que tiene que ver la dieta con los trastornos del espectro autista?" "Pobrecito, va a dejar de comer cosas tan ricas y tan buenas para su salud como la leche, el pan, la pasta, el yogurt... si esos son excelentes alimentos, y además, he oido de otros niños con este problema que mejoraron y jamás han hecho dieta de ninguna clase".
Dejenme decirles que tiene que ver y mucho. Hace poco leí en un escrito de una nutricionista de LINCA, la Dra. Ma. Luisa Carrión W., una frase de Hipócrates que dice en resumen algo así como "que tú alimento sea tú medicina y tú medicina sea tú alimento", y esto es lo que es la comida para nosotros. Una buena nutrición, balanceada y bien planificada puede darnos a cambio una excelente salud y un estado de bienestar máximo para seguir nuestra vida diaria. Pero existen las llamadas intolerancias alimentarias que no se pueden negar, en las que algunos alimentos en lugar de dar bienestar, lo que provocan es todo lo contrario, como alergias, síntomas digestivos, mala absorción, intestino permeable, que se traducen en cambios de conducta, dolor de cabeza, irritabilidad, imsomnio y agresividad para nombrar algunas de las consecuencias. Y los niños con un trastorno más severo presentan también déficits nutricionales y trastornos metabólicos.
Debido a una dificiencia enzimática, nuestros niños no pueden procesar alimentos que contienen gluten y caseína, ya que en sus organismos se transforman en sustancias opioides que les hacen presentar conductas inapropiadas y deterioro de su sistema nervioso central. (Teoría de los Péptidos Opioides)
En los años que llevo hablando con padres de niños que dicen que no siguen la dieta, he notado que los que mejoraron sin intervención nutricional alguna (que son muy pocos por cierto) es porque los mismos chicos (la mayoría de ellos de alto funcionamiento) eliminaban de su dieta aquellos alimentos que ellos sentían que les hacían daño y por lo general eran las pastas, la leche, el pan, el queso, la pizza, entre otros, e incluso algunos me han dicho que a veces hasta alguno que otro alimento permitido, también "les cae mal". Es decir,ellos auto-regulaban su propia ingesta, contando además con la ventaja de que ciertos otros factores agravantes de del trastorno, no estuvieron presentes en su desarrollo, lo cual les permitió alcanzar su máximo nivel de funcionamiento e integrarse al sistema educativo regular con mucha más facilidad, en muchos casos pasando desapercibidos para los demás, siendo a lo sumo considerados unos "excentricos" o "nerds". Muchos de ellos llegaron a ser padres de niños con algún tipo de trastorno del espectro autista.
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